La increíble tubería que succiona las limosnas en la Basílica de Guadalupe







 

El inconmensurable número de monedas bajan por la red de tubos hasta un cepo en donde se almacenan y contabilizan los fierros automáticamente.


Uno de los lugares más secretos yace debajo del segundo sitio religioso más visitado del mundo. Le dicen cepo, una especie de alcancía gigante que atrapa las limosnas que depositan a diario los asistentes a la Basílica de Guadalupe

Pero aún hay cosas más interesantes. Resulta que el inconmensurable número de monedas caen en este lugar gracias a una asombrosa red de tubos conectados a las decenas de alcancías distribuidas en todo el templo guadalupano

Tuberías y cepo construido por Pedro Ramírez Vázquez





Sin embargo no vayan ustedes a creer que existen fotos de toda esta infraestructura porque, como ya se dijo, su existencia es un secreto. Pero hace algún tiempo, al finado párroco Pedro Herrasti, se le salió publicar en el folleto El verdadero catolicismo (EVC) la existencia de tal sistema de captación de limosnas. 

Gracias a él nos enteramos que el cepo, con todo y tubería, fue construído junto con la nueva Basílica por el arquitecto Pedro Ramírez Vázquez en 1974. Porque desde entonces sabían que es tan grande la cantidad de metal que llega que resulta humanamente imposible contarlo. 



Un sistema para la contabilización automática de limosnas

Por tanto el cepo ofrece, a decir de Pedro Herrasti, además de la recepción y captura del dinero, un sistema para la contabilización automática de estos fierros. 

Y aunque no sabemos con exactitud cuántas monedas pasan por las tuberías para llegar al cepo, dado que no hay ley que obligue a las autoridades eclesiásticas a decirlo; sí podemos darnos una idea. 


El 13 de diciembre de 2022 la Secretaría de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México dio a conocer que un día antes, durante la fiesta en honor a la Virgen de Guadalupe, llegaron a la Basílica 2.5 millones de devotos de la “morenita del Tepeyac”, cifra equivalente a más o menos todos los habitantes de Tlaxcala y Querétaro juntos. 

Sin embargo el resto del año recibe a otros 16 millones de fieles más, dando un gran total de 18.5 millones de fieles al año, siendo el segundo templo religioso más visitado del mundo, solo después del Vaticano

Millones de estos devotos echan sus monedas en las alcancías dentro del templo sin saber que recorrerán un complejo tobogán hasta desembocar en un cofre al cual pocos han tenido la fortuna de ver.


Fuente :México Desconocido 

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